COMO PRIMER PUNTO

Como se podrán imaginar este blog esta dedicado
a cuentos, no tiene ningún ánimo de lucro,
está dedicado exclusivamente
a la gente que quiere compartir esos pequeños
cuentos y poesías que han leído u inventado ,
no se admitirán ningún cuento grosero u ofensivo
ante ningún colectivo, espero que lo disfrutéis
y que aportéis pedazo de vosotros. gracias.

martes, 27 de septiembre de 2011

CUENTOS, POESÍAS Y CANCIONES 2

SEGUIREMOS ESCRIBIENDO AQUÍ NUESTROS CUENTOS ,POESÍAS Y CANCIONES. ME ALEGRA QUE  CON TAN POCO TIEMPO DE VIDA EN ESTE BLOG, LA GENTE ESCRIBA SUS HISTORIAS FAVORITAS.

12 comentarios:

  1. LA CIGARRA Y LA HORMIGA

    Era un día de verano y una hormiga caminaba por el campo recogiendo granos de trigo y otros cereales para tener algo que comer en invierno. Una cigarra la vio y se sorprendió de que fuera tan laboriosa y de que trabajara cuando los demás animales, sin fatigarse, se daban al descanso.
    La hormiga, de momento, no dijo nada; pero, cuando llegó el invierno y la lluvia deshizo el heno, la cigarra, hambrienta, fue al encuentro de la hormiga para pedirle que le diera parte de su comida. Entonces, ella respondió: "Cigarra, si hubieras trabajado entonces, cuando yo me afanaba y tú me criticabas, ahora no te faltaría comida."

    Autor: Esopo.

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  2. EL PADRE, EL HIJO Y LOS CLAVOS

    Un padre entregó a su hijo un puñado de clavos, una tabla, un martillo y le dijo.
    - Cada vez que tu conciencia te diga que has hecho o dicho algo que no esta bien, clava un clavo en la tabla. Cuando hayas terminado me avisas.
    A pocos días, el niño llevó al padre la tabla llena de clavos.
    - Bien dijo el padre, y mientras tomaba el martillo de la mano del niño le dada una tenaza, agregó:
    - Ahora te propongo otra cosa. Cada vez que estés seguro de haber procedido bien, arranca un clavo.
    En menos tiempo que le había llevado clavar los clavos, el hijo volvió con la tabla vacía.
    - Los desclave todos papá, – exclamo con mucha alegría. El padre lo abrazó y le dijo emocionado:
    - Me siento feliz al comprobar que en tan corto tiempo has logrado compensar tu proceder anterior.
    Pero si observas la tabla verás que cada clavo ha dejado su huella. Recuérdalo.

    AUTOR Tolstoi

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  3. PARTE DE MI

    Recorrió largo tiempo en su reloj
    Peleo para ser lo que es hoy
    Luchador, testarudo y como no
    Cariñoso y tierno como yo

    Sin pensar me enseñaba a reaccionar
    Al calor de su lumbre y su voz
    Un bastón le ayudaba a caminar
    Pero él era duro como yo

    Y el camino acabó
    Su mirada dulce y gris voló
    Y su luz se apagó como la llama
    Del candil que hace tanto tiempo ardió
    Y su voz susurraba y susurraba
    Liberadme de todo el dolor

    Una vez de pequeño me cantó
    La canción que de niño aprendió
    Carcajadas comenzaron a sonar
    Porque él era alegre como yo

    Él nos dijo adiós
    Va a reunirse pronto con su dios
    Y su luz se apagó como la llama
    Del candil que hace tanto tiempo ardió
    Y su voz susurraba y susurraba
    Liberadme de todo el dolor

    Él nos dijo adiós
    Va a reunirse pronto con su dios
    Y su luz se apagó como la llama
    Del candil que hace tanto tiempo ardió
    Y su voz susurraba y susurraba
    Liberadme de todo el dolor

    Y su luz se apagó como la llama
    Del candil que hace tanto tiempo ardió
    Y su voz susurraba y susurraba
    Liberadme de todo el dolor

    Quiero terminar con el dolor
    Liberadme de todo el dolor
    Quiero terminar con el dolor

    SARATOGA - AGOTARÁS
    ESCRITA POR: LEO JIMENEZ

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  4. SI AMANECIERA

    Ahora que mi voz se ha convertido
    En apenas un suspiro
    Debo descansar
    Hoy que en la mitad de mi camino
    La evidencia me ha vencido
    Y me ha hecho llorar

    Sé que el tiempo curará
    Aunque nada siga igual
    No me quiero resignar
    No olvidaré

    Yo que hasta el momento ignoraba
    En el punto en que se hallaba
    Esa enfermedad
    Siento que la vida es como un hilo
    Que se corta de improviso
    Y sin avisar

    Y en la oscura habitación
    Necesito oír tu voz
    Ahora duermes junto a mí
    Esperaré

    Si amaneciera sin ti
    Yo no sé qué sería de mí
    Hoy la muerte me ha mostrado ya sus cartas
    Y no entiendo la jugada
    Trato de salir
    No quiero admitir
    Mi soledad

    Duermo apenas cinco o seis minutos
    Suficientes para hundirme
    En la tempestad
    Los demonios que hay bajo la cama
    Esta noche no se callan
    No me dejarán

    El reloj marca las seis
    Lo más duro es el final
    Y la luz se posará
    En el cristal

    Huyo a veces pienso en otra cosa
    Mi cerebro reacciona
    No me deja en paz
    Y de nuevo vuelve a sacudirme
    Ese frío incontenible
    Que es la realidad

    El primer rayo de sol
    Me ilumina el corazón
    Te distingo junto a mí
    Mi salvación

    Si amaneciera sin ti
    Yo no sé qué sería de mí
    Hoy la muerte me ha mostrado ya sus cartas
    Y no entiendo la jugada
    Trato de salir
    No quiero admitir
    Mi soledad

    Y en la oscura habitación
    Necesito oír tu voz
    Ahora duermes junto a mí
    Esperaré

    El primer rayo de sol
    Me ilumina el corazón
    Te distingo junto a mí
    Mi salvación

    Si amaneciera sin ti
    Yo no sé qué sería de mí
    Hoy la muerte me ha mostrado ya sus cartas
    Y no entiendo la jugada
    Trato de salir
    No quiero admitir
    Mi soledad

    SARATOGA - EL CLAN DE LA LUCHA
    ESCRITA POR: JERO RAMIRO

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  5. MAÑANA
    Se asomó de nuevo a la esquina y miró el taller una vez más. Mayaa llevaba varios días merodeando, pero aún no se decidía a acercarse. Varios días observando a aquel joven mecánico. Varios días con su estomago vacio rugiendo. La guerra no había dado mucho respiro a nadie, y menos a las niñas de quince años.
    Se alejó discretamente y llegó al grupo de contenedores que esa semana formaba su hogar. Tras asegurarse que nadie la veía, sacó su preciada bolsa de su escondite y masticó una de las pocas tiras de carne seca que le quedaban. No habría más por hoy. Su estomago rugió otra vez de protesta. Para callarlo, nada mejor que volver al "trabajo".
    Cuando llegó al vertedero fue derecha a la zona de residuos electrónicos. Allí había encontrado su último tesoro: una vieja radio que parecía militar, posiblemente de la segunda civil. Con algo de suerte, el mecánico joven podría arreglársela. Y con algo más de suerte, venderla y conseguir comida para una semana.
    No tenía ninguna esperanza más allá. ¿Para que? ni siquiera tenía la certeza de vivir hasta el día de mañana. Bueno, mañana si. Mañana iría al mecánico. Ya lo había decidido.
    Cuando regresó a sus cubos, se tapo con la vieja manta y deseó con todas sus fuerzas que llegara el día siguiente. Volvería a asomarse a la esquina, deseando reunir fuerzas para acercarse y hablar con él. Mañana se acercaría y le mostraría la radio. Mañana.
    ESCRITO: Tanque

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  6. UNA REFLEXIÓN
    ¿Te has preguntado por que antes del sexo, cada uno ayuda al otro a desnudarse y después del sexo cada uno se viste solo?

    Respuesta
    En la vida nadie te ayuda cuando estás JODIDO y si te ayudan es por que te van a JODER.

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    Respuestas
    1. ¡Hála! Exagerado.
      Además, ¿de que te quejas?
      A mi últimamente ni se molestan en fingir que me ayudan para joderme.
      Pd: En el sexo me desvisto antes de que se le ocurra a la parienta ni proponerlo. Así que no me vale la alegoría.

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  7. EL CRUCE DEL RÍO

    Había una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio. Cuando llegaron al río una mujer lloraba en cuclillas cerca de la orilla. Era joven y atractiva.
    - ¿Que te sucede? – le preguntó el más anciano.
    - Mi madre se muere. Ella esta sola en su casa, del otro lado del río y yo no puedo cruzar.
    Lo intente – siguió la joven – pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda… pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora… ahora que aparecisteis vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar…
    - Ojalá pudiéramos – se lamento el más joven. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Eso esta prohibido… lo siento.
    - Yo también lo siento- dijo la mujer y siguió llorando.
    El monje mas viejo se arrodillo, bajo la cabeza y dijo:
    - Sube.
    La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su atadito con ropa y montó a horcajadas sobre el monje. Con bastante dificultad el monje cruzó el río, seguido por el otro más joven. Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acerco en actitud de besar las manos del anciano monje.
    - Está bien, está bien- dijo el viejo retirando las manos, sigue tu camino.
    La mujer se inclinó en gratitud y humildad, tomo sus ropas y corrió por el camino del pueblo. Los monjes, sin decir palabra, retomaron su marcha al monasterio… faltaban aún diez horas de caminata. Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:
    - Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro voto de castidad. No obstante, cargaste sobre tus hombros a aquella mujer todo el ancho del río.
    - Yo la llevé a través del río, es cierto, ¿pero qué pasa contigo que la cargas todavía sobre los hombros?

    LIBRO: JORGE BUCAY: DÉJAME QUE TE CUENTE

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  8. El PORTERO DEL PROSTÍBULO PARTE 1
    No habi­a en el pueblo un oficio peor conceptuado y peor pago que el de portero del prosti­bulo. Pero que otra cosa podria hacer aquel hombre?

    De hecho, nunca habi­a aprendido a leer ni a escribir, no teni­a ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque sus padres habi­a sido portero de ese prostibulo y tambien antes, el padre de su padre.

    Durante decadas, el prosti­bulo se pasaba de padres a hijos y la porteri­a se pasaba de padres a hijos.

    Un di­a, el viejo propietario murio y se hizo cargo del prosti­bulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidio modernizar el negocio.

    Modifico las habitaciones y despues cito al personal para darle nuevas instrucciones.

    Al portero, le dijo: A partir de hoy usted, ademas de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Alli­ anotara usted la cantidad de parejas que entran di­a por di­a. A una de cada cinco, le preguntara como fueron atendidas y que corregirian del lugar. Y una vez por semana, me presentara esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes.

    El hombre temblo, nunca le habia faltado disposicion al trabajo pero.....

    Me encantaria satisfacerlo, señor, balbuceo, pero yo... yo no se leer ni escribir.

    AAh! Cuanto lo siento! Como usted comprendera, yo no puedo pagar a otra persona para que haga esto y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto...

    Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabaje en esto toda mi vida, tambien mi padre y mi abuelo...

    No lo dejo terminar.

    Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Logicamente le vamos a dar una indemnizacion, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Asi que, lo siento. Que tenga suerte.

    Y sin mas, se dio vuelta y se fue.

    El hombre sintio que el mundo se derrumbaba. Nunca habi­a pensado que podri­a llegar a encontrarse en esa situacion. Llego a su­ casa, por primera vez desocupado. Que hacer?

    Recordo que a veces en el prosti­bulo, cuando se rompi­a una cama o se arruinaba una pata de un ropero, el, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Penso que esta podri­a ser una ocupacion transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.

    Busco por toda la casa las herramientas que necesitaba, solo tenia unos clavos oxidados y una tenaza mellada.

    Teni­a que comprar una caja de herramientas completa.

    Para eso usari­a una parte del dinero recibido.

    En la esquina de su casa se entero de que en su pueblo no habia una ferreteri­a, y que debi­a viajar dos di­as en mula para ir al pueblo mas cercano a realizar la compra. Que mas da? penso, y emprendio la marcha.

    A su regreso, trai­a una hermosa y completa caja de herramientas. No habi­a terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.

    Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.

    Mire, si­, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quede sin empleo...

    Bueno, pero yo se lo devolveri­a mañana bien temprano.

    Esta bien.

    A la mañana siguiente, como habi­a prometido, el vecino toco la puerta.

    Mire, yo todavi­a necesito el martillo. Por que no me lo vende?

    No, yo lo necesito para trabajar y ademas, la ferreteri­a esta a dos di­as de mula. Hagamos un trato, dijo el vecino. Yo le pagare a usted los dos di­as de ida y los dos de vuelta, mas el precio del martillo, total usted esta sin trabajar. Que le parece?.

    Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro di­as...

    Acepto. Volvio a montar su mula.

    Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.

    ............

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  9. EL PORTERO DEL PROSTÍBULO PARTE 2
    Hola, vecino. Usted le vendio un martillo a nuestro amigo?

    Si­..

    Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatros di­as de viaje, y una pequeña ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro di­as para nuestras compras.

    El ex-portero abrio su caja de herramientas y su vecino eligio una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pago y se fue.

    No todos disponemos de cuatro di­as para compras, recordaba... Si esto era cierto, mucha gente podri­a necesitar que el viajara a traer herramientas.

    En el siguiente viaje decidio que arriesgari­a un poco del dinero de la indemnizacion, trayendo mas herramientas que las que habi­a vendido. De paso, podri­a ahorrar algun tiempo de viajes. La voz empezo a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje.

    Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes. Pronto entendio que si pudiera encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podri­a ahorrar mas viajes y ganar mas dinero. Alquilo un galpon.

    Luego le hizo una entrada mas comoda y algunas semanas despues con una vidriera, el galpon se transformo en la primer ferreteri­a del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, de la ferreteri­a del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. El era un buen cliente.

    Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeños mas lejanos preferi­an comprar en su ferreteri­a y ganar dos di­as de marcha.

    Un di­a se le ocurrio que su amigo, el tornero, podri­a fabricar para el, las cabezas de los martillos.

    Y luego, por que no? las tenazas... y las pinzas... y los cinceles.

    Y luego fueron los clavos y los tornillos.....

    Para no hacer muy largo el cuento, sucedio que en diez años aquel hombre se transformo con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas.

    El empresario mas poderoso de la region. Tan poderoso era, que un año para la fecha de comienzo de las clases, decidio donar a su pueblo una escuela.

    Alli­ se enseñari­a ademas de lectoescritura, las artes y los oficios mas practicos de la epoca.

    El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguracion de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entrego las llaves de la ciudad y el intendente lo abrazo y le dijo:

    Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primer hoja del libro de actas de la nueva escuela.

    El honor seri­a para mi, dijo el hombre. Creo que nada me gustaria mas que firmar alli­, pero yo no se leer ni escribir.Yo soy analfabeto.

    Usted?, dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo.

    Usted no sabe leer ni escribir?, usted construyo un imperio industrial sin saber leer ni escribir?

    Estoy asombrado. Me pregunto, que hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?

    Yo se lo puedo contestar, respondio el hombre con calma.

    Si yo hubiera sabido leer y escribir... seri­a portero del prostibulo!.
    DÉJAME QUE TE CUENTE - JORGE BUCAY

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  10. Buen cuento aunque poco realista para la época en la que vivimos. En la vida real hubiera vuelto al protíbulo con su caja de herramientas y le hubieran puesto la misma pega de al principio y se hubiera quedado sin curro, perdido el tiempo y con una inútil caja de herramientas.

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  11. CUIDADO CON LOS DOLORES DE CABEZA EN LOS HOMBRES.

    Juan no tenía problemas y era feliz. Un día empezó a sufrir dolores de
    cabeza, ligeros al principio,
    pero que fueron aumentando hasta llegar a ser insoportables.
    Cuando su trabajo y su vida empezaron a ser afectados por
    este problema, Juan se decidió a ir al médico.
    El especialista lo examinó, realizó radiografías,
    muestras de sangre, de heces, de orina, y por fin le dijo:
    -Le tengo una noticia buena y una mala.
    La buena es que puedo curarle sus dolores de cabeza.
    La mala es que para hacerlo tendré que castrarlo.
    Usted sufre una rara situación en la que sus testículos oprimen la base de
    su columna vertebral,
    y eso le causa dolores de cabeza. La única manera de remediarlo es extirpar
    sus testículos.
    Juan quedó deprimido, pero sus jaquecas empeoraban
    y desesperado decidió someterse a la operación.
    Al salir del hospital, el dolor de cabeza había desaparecido por
    completo, pero se sentía abatido y desanimado, como si le faltara una parte
    de sí mismo (obviamente).
    -Lo que necesito es un traje nuevo- se dijo
    Así que entró en la tienda y pidió un traje.
    El vendedor lo observó por un momento y dijo:
    -Muy bien, talla 44.
    -¡Exacto! ¿Cómo lo supo?.
    -Es mi trabajo -repuso el vendedor-.
    Juan se probó el traje, que le quedó perfectamente.
    Mientras se observaba en el espejo, el vendedor le dijo:
    -¿Qué le parece una camisa nueva?
    Juan respondió:
    -Pues, ¿por qué no?-Veamos, ha de ser un 34 de mangas y dieciséis de cuello.
    - ¿Cómo lo supo?
    -Es mi trabajo -repitió el vendedor-.
    Juan se puso la camisa y mientras se veía en el espejo, el vendedor le dijo:
    -¿Unos zapatos nuevos?
    -Por supuesto -dijo-.
    El vendedor echó un vistazo a los pies de Juan.
    -Un 42
    -¡Exacto! ¿Cómo lo supo?
    - Es mi trabajo -respondió el vendedor-
    Mientras Juan admiraba sus zapatos nuevos, el vendedor le preguntó:
    -¿Qué le parece si se lleva también unos calzoncillos nuevos?
    Juan por un segundo pensó en la operación que acababa de sufrir, y dijo:
    -¡Buena idea!
    -Debe ser calzoncillo de talla 36 -dijo el vendedor
    Juan se rió:
    -No, se equivoca. He usado talla 34 desde los dieciocho años.
    El vendedor negó con la cabeza: -No es posible que use la 34;
    el calzoncillo estaría demasiado apretado,
    le presionaría los huevos contra la base de la columna y tendría todo el día
    un tremendo dolor de cabeza......

    SIN PALABRAS!!!

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